Limbo




  Para ejemplificar la clase de espacio que he querido crear, quiero mencionar una escena específica de la tercera película de la saga Matrix, a fin de cuentas la cultura pop nos da referentes mas cercanos y accesibles que algunos manuales de tapa dura. 

  No voy a entrar mucho en detalles por que la trilogía es bastante densa, pero a grandes rasgos trata la metáfora de la caverna de Platón. La realidad que viven los seres humanos es una creación virtual  proyectada en ellos mientras que sus cuerpos están en una especie de huerto de alguna clase de energía humana de la que se alimentan las máquinas.  Aquellos que están fuera del sistema han encontrado maneras de pasar del mundo real (pos apocalíptico) al  mundo real (ficticio) y, asimismo, los creadores del programa han construido canales para acceder de uno al otro.

  El Ferroviario es uno de ellos. Tiene la apariencia de un sin techo con problemas de alcoholismo, pero controla quien sale y quien entra, y según sus palabras “aquí abajo, soy Dios”. En un momento dado el protagonista llega a una estación de tren que esta a medio camino entre ambos puntos, funciona como las figuras infinitas; si sigues las vías andando vuelves a aparecer donde estabas, la única manera de salir es montando en el tren. Aquí aparece el  espacio entendido como limbo, un espacio entre espacios: tiene sus propias reglas y flujos pero esta anclado a la realidad.


  La estética industrial de este enclave (la baldosas, el metal, las repeticiones de los módulos, los reflejos de las luces de neón sobre las ventanas de los vagones…) ha sido algo más a integrar en los aspectos formales del proyecto.

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